El arte de construir: Eclipse de Luna Roja

Boceto Roberto Frangella

Por el Arquitecto y artista plástico Roberto Frangella

Apenas ayer el mundo tuvo un eclipse de luna total. Algo fascinante la luna roja flotando sobre el Partenón de Atenas. Imágenes que golpean y remiten a «la eternidad «. En Buenos Aires, bajo un cielo nublado, no pudimos ver esta realidad que nos rodea, como tampoco la proximidad de Marte.

“Ver o no ver”, la obra de Brian Frield que se representa actualmente en un teatro porteño, nos sugiere que ver no es comprender. Se puede ser ciego y comprender y se puede ver y no entender la vida. El personaje es una mujer ciega que es feliz comprendiendo todo y cuando recupera la vista no comprende nada de lo que ve. Algo increíble nos pasa a los argentinos que vemos estas imágenes asombrosas de los planetas en el espacio, esta milagrosa danza de esferas que las leyes de la gravedad y la atracción estelar sostienen flotando como un cuento de no creer.

En especial, a los habitantes de las grandes ciudades, cuyo cielo estrellado es un recorte entre edificios medianeros. Se nos hace difícil aligerar el alma y disponernos a comprender. La tierra es un pequeño planeta orbitado alrededor del sol, girando una vuelta en los 365 días del año. Y con esta información nos quedamos quietos y nos debatimos en negocios inconsistentes, aplastándonos unos a otros con tal de llegar. Acumulamos más de lo necesario en detrimento de los que tienen menos oportunidades para salir adelante. Y los arquitectos, que somos apasionados por la creatividad y la construcción, no pensamos ni por un instante que esta pulsión viene de allí, de la gran gesta creativa universal.

La primera gran construcción universal es el orden del mismo Cosmos. Este proyecto de armonía que aún hoy sigue en expansión y creciendo. El pequeño hombre sigue pensando en el viaje a la luna y próximos a Marte, pero ¿qué es esto en un espacio sideral infinito?

Si dejáramos a un lado la soberbia de nuestra sabiduría y estuviéramos en sintonía con la gesta creativa, entonces sí creo que seríamos grandes. No es virtud construir la torre más alta del mundo, ni los negocios inmobiliarios más redituables, si con esto no hacemos la armonía que sintonice la propuesta de la creación universal. Armonía que es justicia y equidad social en un planeta que debe ser un paraíso terrenal. Quizás haya sido mejor el cielo nublado que nos impidió ver la luna roja, quizás en este no ver, algunos se hayan preguntado qué deberían ver. Quizás en esta oscuridad, valoremos la luz.

Está el refrán que dice » No hay peor ciego que el que no quiere ver» o lo que decía el Principito, «solo se ve con el corazón». Yo de estos dos prefiero quedarme con el último, que apunta a la mejor construcción, y esto lo digo sin duda como arquitecto.

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