Los profesionales de CADAMDA – La Cámara de la Madera – nos acercan esta milenaria técnica que data del siglo XVI y consiste en “quemar” la madera. Su nombre proviene del “yaki” (quemado) y sugi (ciprés). Es posible aplicarla en techos y pisos, paredes y revestimientos, muebles y accesorios y en todo tipo de proyecto en donde el único límite es la propia imaginación.
También se conoce a esta técnica como Shou-Sugi-Ban, que significa «tablas de cedro quemadas». Y, de hecho, el cedro fue la esencia más extendida y utilizada en Japón para la construcción de estructuras y productos de madera.
Quemar o carbonizar la madera apunta a brindarle mayor vida útil, alargando su utilidad intacta por hasta 50 años. Generalmente, se unen tres tablas de madera de ciprés (sugi) (hoy se pueden utilizar también tilo, pino, arce o roble) y luego se utiliza un soplete o una chimenea para quemar la superficie de la tabla. Luego se apaga con agua y se la deja enfriar, sugiriendo un cepillado posterior para un mejor acabado. Durante el proceso de carbonización, la celulosa de la capa externa se quema, pero la lignina permanece. Ésta es la razón por la cual se extiende a tan largo plazo la durabilidad de la madera, además de que este tratamiento la protege de posibles ataques de organismos corrosivos, repele el agua y reduce el daño solar, además de retardar el fuego, convirtiéndolo en una excelente opción para revestimientos al exterior.
El maravilloso e impactante nuevo tono negro de la madera hace que se convierta en un material único y perfecto para todo tipo de proyectos arquitectónicos, muebles, accesorios, techos, pisos, paredes, etc.