Hormigón: Supervisión y control de calidad

Por el Ing. Edgardo Becker, Gerente de Desarrollo y Servicios Técnicos de LOMA NEGRA

Entendiendo que la supervisión de obra y control de calidad es un proceso de acompañamiento riguroso que tiende a “asegurar” un resultado, debe existir una suerte de “acuerdo” tácito (en el buen sentido) entre el proyectista, constructor y la supervisión de realizar un trabajo serio y responsable que permita lograr un resultado que satisfaga plenamente al comitente. Para eso, lo recomendable es establecer previo al inicio de obra un programa de control de calidad que abarque todos los aspectos relacionados a la construcción del piso de hormigón. Idealmente, este programa debe surgir por consenso entre las partes luego de una reunión donde la inspección de obra propone inicialmente un programa de seguimiento necesario para asegurar el cumplimiento de los requisitos y, en caso de ser necesario, la constructora puede realizar algunas sugerencias o proponer eventualmente algunos cambios que, en caso de ser considerado razonables a criterio del proyectista y la supervisión se establece un programa de control definitivo conocido por todos los actores involucrados en el proyecto.

Por otro lado, de ser necesario, el programa puede incluir un entrenamiento del personal de manera asegurar un acuerdo respecto de la metodología básica de trabajo esperada a fin de evitar potenciales inconvenientes durante la ejecución de las tareas propiamente dichas.

Si bien el control integral de calidad puede incluir la recepción de materias primas y todos aquellos aspectos relacionados a la producción de hormigón, en general, la construcción de pisos se realiza con la provisión de hormigón elaborado producido por un “especialista” en la materia por lo que lo habitual es solicitar al proveedor datos que demuestren que la mezcla a entregar en obra responderá a los requerimientos especificados en el proyecto y, de cumplirse este aspecto, sólo queda realizar controles de recepción del hormigón en estado fresco (asentamiento, aspecto, PUV, contenido de aire y/o conteo de fibras en aquellos casos que corresponda) a través de la extracción de muestras (generalmente al inicio de jornada y cada 40 a 50 m3 entregados) de las que, además, se moldearán probetas para control de resistencia y, eventualmente, alguna otra propiedad si es que corresponde.

De cualquier manera, la experiencia marca que, en general, cuando la provisión de hormigón la realiza un proveedor de HºEº con una probada trayectoria, no es la resistencia de este material lo que potencialmente generará desvíos importantes en la calidad del piso terminado. No obstante, otros factores como la contracción por secado y la consecuente mayor tendencia al alabeo que  pueden ser fundamentales para la obtención de un piso de buena calidad muchas veces no se les especifican límites. Dado que conceptualmente no se puede pedir lo que no se controla, y visceversa,  sin dudas cuando esto ocurre el riesgo asumido puede ser inadmisible.

Si bien no es algo habitual en nuestro medio, algunos proveedores de hormigón elaborado pueden ofrecer una línea de productos específicos para pisos que incluyen garantías respecto de baja contracción por secado incluso estableciendo niveles específicos al respecto o resistencia residual u otras características de hormigones con macrofibras entre otros permitiéndole a los proyectistas diseñar pisos con menor cantidad de juntas y de mayor planicidad lo que, sin dudas, repercutirá en un mayor nivel de servicio del piso.

Por otro lado, el éxito del proyecto no sólo está supeditado al hormigón y su calidad sino también, a la atención de todos aquellos detalles indicados en las especificaciones y al cumplimiento de las tolerancias sin olvidar las reglas del arte que, en muchos casos, aún las empresas especializadas suelen desconocer algunas por falta de capacitación de las cuadrillas de trabajo.

desmoldadas luego de ser mantenidas a temperatura de laboratorio (21±2ºC) iedades del hormigta en servicio. Por lo tanto, ser

CONSIDERACIONES FINALES

Como idea general, puede afirmarse que la obtención de un piso de buena calidad no puede atribuirse a acción individual del diseñador o del constructor, sino que debe ser entendido como un proceso donde deben armonizar el proyecto, la calidad de los materiales y la construcción. En ese contexto, la supervisión de obra como responsable de atender los intereses del comitente debe cumplir la función de controlar que los materiales utilizados y el proceso constructivo se lleve a cabo de acuerdo al diseño. Para eso, no sólo debe estar profundamente familiarizada con el proyecto y sus especificaciones técnicas, sino que, además, debe conocer profundamente las reglas del arte y estar especialmente atenta a los detalles.

En muchos proyectos, la ausencia de diseño o supervisión pone al constructor en un rol que, en muchos casos, excede a su capacidad y, eventualmente, el comitente puede no estar conforme con el resultado. La pregunta es: ¿vale la pena el riesgo?

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