Por el Arq. Eduardo Crivos
Es muy dificil interpretar a ciencia cierta lo que se produce (proyecto – construcción) sin conocer donde nacen la causas que generan las múltiples necesidades de una realidad compleja, no me refiero solo a las programáticas y un usuario, se trata de incorporar la dimensión social del ser humano gregario como protagonista de una determinada realidad biológica y cultural, como parámetro de todas las cosas. En una sociedad desigual, trabajar en proyectos masivos del habitar que recuperen al ser humano colectivo, es un mensaje disciplinar indispensable.
La enseñanza debe comenzar en la definición de un protagonísmo cierto del concepto de colectivo social y sus necesidades y con ellos se deben debatir los temas, los programas, las localizaciones que reflejan un alto contenido ideológico. Contemplar lo diverso como dato y verificar la razón de ser de su tarea posterior cuál es la de producir proyecto y construír. Repensar resoluciones que están “congeladas” abriendo el camino a inquietudes y reformulaciones; el arquitecto partiendo de las apariencias de la realidad se debe aproximar lo más posible a la esencia de la misma.
Esta decisión implica un camino de formación amplio, de profundización en los caracteres y la personalidad, que incluya la tarea de proyecto y no solo un compendio de “oficio” en términos profesionales.
El arquitecto atiende a un cúmulo de variables cuando opera proyecto, la habilidad para vincular y sintetizar las variables es el fin último de la concreción de una idea. Ahora bien, el fin último del cometido no son los objetos en sí, sino a quien va destinado, he aquí la condición ideológica que mueve esta maravillosa profesión que atiende a lo esencial, hoy día, es una dificultad enorme sustraerse a la tecnología que opaca esta visión, es por ello en gran medida, que nuestra disciplina ha perdido protagonismo. Es indispensable volver a repensar los objetivos de nuestra profesión realizando el esfuerzo de no confiar solo en los instrumentos, la informática, el consumismo, las tecnologías, lo tecnocrático, para finalmente combatir el corte y pego como fin en si mismo. Atender a quien necesita de nuestros servicios es volver a vitalizar la disciplina.
El proceso de formación se basa en hacer consistente un universo de conocimientos múltiple; una visión holística de la realidad. El desafío enorme es la complejidad de los problemas que enfrentamos, que requieren de una visión que introduzca saberes de distinta naturaleza, el desafío es comprender una realidad multidisciplinar en la cuál la condición es elaborar una teoría que involucre conceptos de las ciencias sociales, de la antropología, la geografía territorial y urbana, la economía de recursos, y demostrar cuán estancos son los compartimentos de nuestras carreras, incluidas la parcialización entre materias de la misma disciplina. El desafío futuro, es discutir en lo académico formas estructurales de vincular todas las disciplinas afines al habitar, cuestión que no es ajena al concepto de ciudad y por ende a otras disciplinas, es reconfigurar la contextualización de los saberes. Que importante es lograr el todo junto en su contexto en la realidad para poder operar en ella, es decir, ser generalistas en esta complejidad es una condición que no está contemplada hoy en la formación referido a estos temas. Ahora bien, esta condición se puede llevar a cabo si estamos alertas de la realidad que vivimos y en la cuál trabajaremos, convicción que nace de la consolidación de valores, ética y compromiso.
Hoy, el vacío domina el espacio físico y mental por la pandemia inhabilitando pensamientos a largo plazo, sin embargo el vacío es donde se gesta la arquitectura, reflexionar en el tiempo como gestionar territorios, trabajar los abiertos, pensar nuevas formas de habitar, cerrados que se abren, flexibles que se pliegan, para las nuevas formas de convivencia realizando proyectos, transformando la condición en los asentamientos, acupunturas urbanas, diversas alternativas de la vivienda Institucional, romper el cerco de programas de papel para hacer trabajos en la realidad concreta, atendiendo a integrar formas de convivencia, recurrir a viejas estructuras existentes vacías del Estado en todos los barrios de nuestras ciudades, que, con el tiempo han generado historias, pero hoy pasibles de ser reconvertidas, pensar en síntesis un cambio consistente resolviendo los problemas con la gente, con las organizaciones, con los colectivos sociales. Es posible todavía en esta incertidumbre imaginar un nuevo sueño.
Eduardo Crivos – Arquitecto
– Ex Profesor titular de un taller vertical de Arquitectura de 1ª a 6ª
año en la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata.
– Ex titular de una unidad de investigación por la misma Facultad.
– Ex consejero Académico por la misma Facultad.
– Actual Profesor Consulto por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo
de la Universidad Nacional De La Plata.